SE DESCUBRIÓ EL PASTEL

Hoy ya sí contábamos con maquinaria adecuada. Cavando, cavando, apareció nuestra cápsula del tiempo. La verdad que la condenada se resistió: hay que reconocer que estaba muy bien impermeabilizada, costó llegar al cofre. Y encima, una vez aquí yo no recordaba dónde estaban las llaves... Menos mal que alguna tiene dotes para la cerrajería y lo abrió con un simple clip, como en las pelis... Y dentro, ¿qué nos encontraríamos? Pues algún dibujo, un papel con la fecha del enterramiento y muñequitos varios... No estuvo mal. La azada la hemos dejado en el cole, por si en breve vuelven a pensar en otra nueva cápsula...










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