TRÍO DE ASES

Como en todo lo que termina, siempre se suceden acontecimientos alegres y tristes. Toca pensar en las vacaciones, en las fiestas estivales, en dormir toda la mañana... Y también, vienen las despedidas. Iker, Gabi y Hugo terminan su aventura en Gera y emprenden viaje hacia nuevas experiencias.  ¿Cómo puede ser posible? Si parece que pasaron dos días... Pero no, ya va para nueve años, que se dice pronto.

En 2015 recibimos a Iker y a Hugo. De Iker ya teníamos noticias por Adriana, su prima. Un tipo elegante y risueño. Y muy, muy movido... Siempre venía contento. Entre otras cosas, porque entre la fauna gerania, encontró a un compañero de fatigas: Hugo, también alegre y, si cabe, más movido aún. Sumando fuerzas, hubo días que, ciertamente, me superaron... Pero los dos eran también muy buenos nenos: nobles, afables, buena gente.

Un curso más tarde, apareció la pieza del puzle que faltaba: Gabi. Venía de la escuela de Vega de Rey, recién cerrada. Otro personaje... Imaginativo, amante de la meditación, muy expresivo... e igual de buen neno que los anteriores. Juntos, formaron un triunvirato inseparable, hasta el día de hoy (esperamos que perviva esta asociación en el tiempo, seguro que sí).

Salvo un curso, siempre han estado en mi clase. Así que les has visto crecer día a día. Has asistido a la devoción de Hugo por el Caracol Serafín, a la afición de Gabi por la música rock, o a las conversaciones de Iker con sus primos Martín y Adriana...

Tras tantas anécdotas, trabajos y juegos; tras tantos días de convivencia y de compartir experiencias, conversaciones y aprendizajes... se hace más cuesta arriba la despedida, claro. Sí, sabes que volverán de visita algún día, o que coincidirás en un cross con ellos. Pero ya nada será lo mismo. La clase también va a cambiar mucho, porque tres pérdidas a la vez, es una gran diferencia. 

¡Así es la vida! De una cosa sí estamos convencidos: que serán buenos nenos y buenas personas, en eso no van a cambiar. Así que, por la parte que nos toca, estamos todos los profes muy orgullosos de ellos.

No nos podemos despedir sin dedicar unas líneas a sus familias. Para ellas, no hay más que palabras de agradecimiento, por su cercanía, su ayuda y su colaboración. ¡Millones de gracias!

Os deseamos a los tres todo lo mejor. Con el tiempo, la humilde escuelina de Gera quedará como algo lejano. Pero sabed que siempre será vuestra casa. Y que siempre estaremos dispuestos a ayudaros en lo que necesitéis. No olvidéis venir de visita si tenéis un momento para recordar pasadas batallitas, ¡seréis bien recibidos!