DE OFICIO, CONTADORES DE HISTORIAS...

Aún está por ver si será el libro el que acuda a ver a los peques, o vendrán ellos a la clase de los mayores. Después de arduas negociaciones, cada uno eligió su parte para ir practicando. Contar bien un cuento no es leerlo simplemente. Sobre todo, ante una audiencia tan exigente. Podemos asegurar que lo pasaremos de ¿miedo? Un fantasma con las bragas rotas, nada menos... 











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