DONDE PONE EL OJO, PONE LA TILDE...

Hace ya tiempo, cuando las ediciones digitales de los periódicos no existían, era francamente difícil, por no decir imposible, hallar en ellos una falta de ortografía. En la actualidad, basta pararse cinco minutos en cualquier versión online de cualquier diario para echarse a temblar. Pero eso no nos va a suceder en Gera. Porque aquí contamos con una figura clave, parecida a la que ejerce en las redacciones de los periódicos de siempre: el corrector de estilo. Correctora, en este caso. Es un trabajo complejo, pues no solo (¿o sólo, después de las últimas guerras en la RAE?) hay que fijarse en las faltas, también en la coherencia y la cohesión del texto.

Es cierto que le tocaba Inglés, pero como Joaquín no miraba mucho, se ofreció a echarme una mano con los textos de los peques para el concurso de cuentos. ¡Y vaya si lo hizo bien! Es verdad que yo iba exagerando la entonación de las palabras a las que les hacía falta una tilde; pero de repente acontece el siguiente diálogo:

 ―A este «mas» le falta la tilde. Porque es un más de cantidad.

 ―¡Es verdad! ¿Y cómo sabes tú tanto?

 ―¡Hombre! ¡De escucharlo en clase!

Es un ejemplo muy clarificador de las bondades de las aulas multinivel. En realidad a ella no le tocará hasta dentro de varios cursos, estudiar la diferencia entre el más adverbio comparativo y el mas que equivale a pero.  Y mira, de escucharlo, se te va quedando...

Armada con su bolígrafo de tinta borrable y su lápiz con goma, siguió realizando varias correcciones. Hasta nos dio tiempo para el Inglés. Aunque lo importante ya estaba hecho. Así que, mañana a seguir con estas estupendas -y recién revisadas- historias...





Comentarios

Entradas populares