CLÁSICOS CONTEMPORÁNEOS

La historia de amor principesca terminó con todos en el estómago del dragón. Ratón Pérez y niños llegaron a un «principio de acuerdo». La zorra naranja encontró buenos jamones para alimentar a su prole. La mosca (cojonera) dejó de hacer honor a su nombre. Ratón de campo y ratón de ciudad terminaron tan amigos. La princesa envenenada por una flor que no era tal cayó víctima del hechizo de una bruja. Y nuestra Caperucita -amarilla-, pudo al fin ser feliz. A falta de pequeños detalles, estas hilarantes historias ya están contadas. Falta pasarlas a limpio. Tal vez, antes de eso se encuentren con el afán corrector de Amalia. Si no se entera Joaquín, igual le pido ayuda otra vez...




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