LIBRE, COMO EL VIENTO...

Pocas cosas hay que diviertan más que las pompas de jabón. Y vamos, ya si son de este tamaño... Ahí las teníamos aparcadas desde antes de vacaciones, esperando a que llegase el buen tiempo. Ya casi olvidadas; menos mal que a Isa, que no tenía ganas de jugar al fútbol, se le ocurrió la feliz idea de probar el invento. Los primeros intentos no fueron muy allá, hasta que poco a poco le fuimos pillando el tranquillo. Así que todos, grandes y peques,  fuimos intentándolo y con más o menos suerte, ¡vaya si salieron grandes! Hubo además de calmar las ansias de algunos por explotarlas a las primeras de cambio, cosa muy comprensible, por otra parte; ¡pero lo que presta es verlas subir! El tiempo de patio se nos fue entre pompa y pompa en un suspiro. Y me da que mañana, si no llueve, el jabón volverá a surcar los cielos geranios...


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